El 13 de mayo de 1917, Cova da Iria, un pueblo en el centro de
Portugal, Fátima. Tres niños, Lucia dos Santos, de 10 años, y sus hermanos
Francisco y Jacinta Marto, de 9 y 7 años, están jugando mientras cuidan de un
pequeño rebaño, en un terreno propiedad del padre de Lucia. Hacia el
mediodía, después de rezar el Rosario como de costumbre, ven
dos fenómenos luminosos, como dos relámpagos, y luego una misteriosa dama
brillante con un Rosario en la mano. Es la primera de las seis apariciones
que tendrán los tres pastores hasta octubre: siempre el 13, excepto en el mes
de agosto, cuando del 13 al 15 son "secuestrados" por el alcalde que
intenta exponer lo que él cree que es una ladrona (la Virgen aparecerá
ante los tres niños el día 19). El 13 de octubre de 1930, el obispo de Leiria
declara las visiones "dignas de fe", autorizando el culto a Nuestra
Señora de Fátima.
Miles de peregrinos comenzaron a llegar a Fátima apenas se extendió el
rumor de los eventos sobrenaturales. El 13 de octubre, una multitud
estimada de 30 a 100 mil personas, entre ellas numerosos periodistas,
presenciaron el "milagro del sol", la gran señal que había sido
anunciada por la Virgen: después de una lluvia torrencial que empapó el suelo y
la ropa, el cielo se abrió y vieron como el sol cambió de color, tamaño y
posición durante unos diez minutos. Un sol que se pudo mirar perfectamente
con los mismos ojos. Después de lo acontecido, la ropa y el suelo aparecieron
repentinamente secos.
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