Cuando hace unas semanas emprendíamos el camino de la Cuaresma os invitábamos a llegar a Jerusalén. ¿Crees que lo has conseguido?
• Te proponíamos adentrarte en el desierto, en las sequedades y descubrir también esos falsos oasis que parecen calmar nuestra sed, pero la hacen aún más profunda.
• Y si en algo os insistíamos es en conocer a Jesús, hablar con Él, sacar un rato de nuestras agendas para encontrarnos de corazón a corazón.
• Sólo quien conoce ama, y solo quien conoce al Dios de la vida y del amor es capaz de entregarse a Él.
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