No podemos vivir adormilados, ni ir por la vida con el pijama puesto y la mente embotada pensando en el dinero, o en los regalos o en cosas que , en el fondo, no nos hacen ser felices. Adviento es tiempo de despertarse con alegría.
El reloj del Adviento es reloj que impulsa y despierta. Nos invita a velar, a permanecer despiertos, vivos, activos, comprometidos, con rumbo claro y no equivocado. Nos encaminamos hacia Belén. Se ve la Estrella en el horizonte, la cueva...
Ahora toca dejarse prender por la vela del primer domingo, que nos impulsa a no caminar en la oscuridad ni en el ensueño, sino en la senda de la búsqueda y del encuentro. Despertar con los otros, hacer caminos juntos porque siempre es "Mejor contigo".
Estad despiertos en todo tiempo pidiendo... y manteneros en pie ante el Hijo del hombre. Despiertos en medio de la noche, orantes siempre, libres para tomar opciones creyentes en esta hora, lúcidos para dejar atrás lo que embota nuestra mente. No caminamos movidos por el miedo sino urgidos por la esperanza.
Merece la pena preparar la Navidad con el Adviento, sin frivolidad ni excesos, con esa sencilla locura de amor de María y José y de todos los pequeños de la tierra. Nos acercamos en silencio: Jesús, el rostro de la misericordia, nos espera. Así te esperamos. De pie. Con alegría. Marana tha. Ven, Señor Jesús.
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